En unas fechas en las que echamos tantas cosas en falta,
los pescadores también nos acordamos del río. No sólo de la pesca.
También del río y de sus moradores. Y nos llamen o no interesados, los
principales moradores del río son los peces. Parece una obviedad, mas
por desgracia no lo es. Y no lo es porque quienes deberían velar por que
nuestros ríos estuvieran llenos de truchas y de salmones, parecen
priorizar la presencia de otras especies. Los enemigos de los peces,
además de los pescadores, que sí, que vale, que también, son,
básicamente, y por este orden, los cormoranes, las garzas, los patos y
las nutrias. Hay más, pero vamos a centrarnos en estos. Y lo haré desde
mi experiencia, que me da pie a sostener que la pandemia también ha
llegado por el aire. Hasta no hace demasiado - dos décadas, tres a lo
sumo -, por aquí no se sabía lo que era un cormorán en el río. Apenas se
veían garzas ni patos. Sí nutrias, pero en pocos ríos. Ahora son los
dueños del río. En los cursos mayores, y también, en menor medida, en
los pequeños, los cuervos marinos, en los menores las garzas, en todos los patos, y las nutrias donde
solían, y más. Los pescadores conocemos muy bien lo que sucede, y
quiero pensar que los que mandan también. Entonces, ¿por qué no lo
arreglan? Supongo que por que no quieren, porque la solución es bien
sencilla, y la situación de los ríos no admite dudas ni demoras. Por eso
es muy triste pensar que nuestra obligada ausencia del río, en vez de
servir de tregua, casi será peor, porque en realidad servirá para que
encuentren mayor libertad los predadores sin la presencia humana.
Algunos
dirán que exagero, o que barro para casa, pero les aseguro que no. Hace
veinte años aún había bastantes peces. Es verdad que ya había menos
salmones, pero todavía había bastantes truchas y reos. Además eran
frecuentes los furtivos. Sin embargo los cupos eran mucho más amplios
que ahora, y para un pescador experimentado no era infrecuente
completarlos. Nada de eso sucede ahora. Y desde luego no hay furtivos -
en el río, en la mar ya es otra cosa -, porque para qué.
En
estos días tal vez sería más beneficioso para el espíritu ser
optimista, pero es lo que hay. A ver qué nos encontramos cuando nos
dejen volver.