sábado, 16 de julio de 2022

Terrorismo fluvial

 Carta al director publicada en La Nueva España, 2 de julio de 2022

Ayer decidí acercarme a dos ríos de Villaviciosa que llevaba dos años sin visitar. Primero estuve en el Sebrayo, donde me llevé la primera gran decepción al comprobar que ya no existía la pequeña presa de su tramo inferior, que era el reservorio natural de las pocas truchas que aún quedaban por allí. Era una presa muy sencilla, y aunque siempre la conocí, imaginé que había desaparecido, como tantas otras, por efectos de las riadas y de la falta de mantenimiento. Eché apenas media docena de varadas por la zona sin obtener una sola picada, y entonces cambié al Valdediós. Allí la idea siempre era la misma: inspeccionar la presa de Conciella, por ver si tenía la suerte de toparme con alguna de las grandes truchas que en ella hallaban alimento y refugio. Los ejemplares eran contados, pero en los muchos años que la visité pude hacerme con unos cuántos que raramente se ven en otros ríos. Pero nueva y terrible sorpresa: ¡ya no estaba la presa! Y esta, a diferencia de la otra, era tan sólida y bien construida, que nunca albergué temor alguno de que fuera a desaparecer. Sin embargo la explicación me la dio una vecina de allí: se habían cargado varias presas en la zona. No voy a describir lo que sentí entonces, porque no es fácil explicar cómo te sientes despojado de repente y sin razón de algo que siempre conociste y que de algún modo forma parte de tu esencia. Sólo diré que sentí y sé que sentiré siempre una rabia infinita y un odio eterno hacia los responsables de estos hechos. Y no por interés, porque apenas iba por allí una o dos veces al año, sino por el gran daño irreversible hecho a los ríos. Estas presas eran la defensa natural de las pocas truchas que quedaban, pero una mente siniestra había decidido eliminarlas. Y el daño es irreversible. ¿Por qué? ¿Por estupidez? ¿Por maldad? Eso lo ignoro. Aunque una sospecha tuve cuando me refirió la vecina que este invierno habían estado allí varios camiones durante varios días. Me vino a la cabeza la palabra negocio, y aún no encuentro otra explicación. Sin embargo los malos de la película siempre somos los pescadores. Nos tratan como delincuentes registrándonos el coche sólo por ser pescadores, y sin embargo yo afirmo sin temor a equivocarme que los verdaderos terroristas están en los despachos.

 

sábado, 4 de diciembre de 2021

Entrevista en la radio: Orbayu Naturaleza

 

 

Ayer tarde me entrevistaron para presentar el libro Anécdotas de 21 años de río en el programa semanal que emite Radio Intereconomía en Asturias sobre caza y pesca. El programa se llama Orbayu Naturaleza, y lo dirige y presenta Rafa González. Se puede escuchar el podcast en el siguiente enlace, la entrevista empieza en el minuto 29´.14´´:

https://go.ivoox.com/rf/79154132

  Rafa González repasa cada viernes en el programa decano de la radio asturiana toda la actualidad del mundo de la caza y la pesca en Asturias. Con la colaboración de los presidentes de diferentes sociedades de caza y de pesca, además de reconocidos aficionados y colaboradores expertos de la emisora, se recogen todas las opiniones en un espacio plural para compartir aficiones y estar al tanto de toda la actualidad del sector.


jueves, 4 de noviembre de 2021

Anécdotas de 21 años de río

 

Esta semana ha visto la luz la edición del libro que recoge, por medio de narraciones biográficas y multitud de fotografías, muchas de las particulares vicisitudes que me ocurrieron en los 21 felices primeros años en esta grata actividad: ANÉCDOTAS DE 21 AÑOS DE RÍO.

 

La publicación la ha realizado una editorial extremeña especializada en el mundo de la caza, EDITORIAL CANCHALES comprometida con la conservación y difusión de la literatura cinegética, que con este nuevo título, pretende adentrarse también en el mundo de la pesca, pues ambas -caza y pesca- piensan que son aficiones compartidas por muchos de nosotros, apasionados todos por el campo, los animales y la naturaleza.

Esperan que esta publicación les permita continuar en la senda que hoy comienzan a caminar, incrementando con otras nuevas publicaciones su literatura sobre pesca.

Y en cuanto a las razones que me movieron a escribir, sospecho que sería por tratar de unir la afición a la caña con el gusto a las letras. Además supongo que deseaba seguir “pescando” en tiempo de veda… Porque aunque uno no pueda vivir sólo de recuerdos, resulta innegable que los recuerdos, si son buenos, también ayudan a vivir. Y para el pescador creo que todos los recuerdos son buenos. Incluso los fracasos. Porque si es sabio y objetivo ganará una enseñanza, y en todo caso le servirán para sentirse más vivo justamente por haberlos vivido. 

EDITORIAL CANCHALES

C/Barrio Nuevo,15 – 10003 Cáceres

Tlfnos: 636 655 616 -689 539 500

editorialcanchales@gmail.com

sábado, 16 de octubre de 2021

Un mes y un día

 Carta al director publicada en La Nueva España, 15 de octubre de 2021 

El día 13 de septiembre acudí a la Casa del Mar a solicitar las licencias de pesca marítima desde costa y desde embarcación. El pasado 11 de octubre me expidieron -mejor concedieron, porque tuve que imprimirla yo- la de costa, pero hoy, 14 de octubre, sigo sin la de embarcación. Ha pasado un mes y un día desde que la solicité, y parece una condena. Sin embargo la verdadera condena es padecer la Administración que nos gobierna. Y menos mal que no estoy esperando por una operación...

jueves, 7 de octubre de 2021

Como el cangrejo

Carta al director publicada en La Nueva España, 6 de octubre de 2021

El pasado 13 de septiembre acudí a la Casa del Mar con la intención de renovar la licencia de pesca marítima desde costa. Sin embargo, no pude hacerlo el mismo día -a diferencia de lo que sucedía hace años, y aunque cumplimenté los trámites exigidos- porque según la funcionaria que me atendió se encontraban saturados de trabajo. Dijo que en el momento que estuviera expedida -y para saberlo debo mirar la página oportuna, pues tampoco te avisan- yo debería descargar un duplicado, y hasta hoy, 5 de octubre. El asunto excede la anécdota, porque en este tiempo me ha caducado la licencia anterior y, en consecuencia, no puedo pescar. Creo que no hace falta decir mucho más, aunque me gustaría efectuar dos consideraciones. La primera, que no se comprende que en una región que según dicen se encuentra a la cabeza en número de funcionarios en relación a su población sucedan estas cosas, y la segunda que parece obvio que también en esto vamos como el cangrejo...

martes, 19 de mayo de 2020

Dos ríos acabados

Carta al director publicada en La Nueva España, 15 de mayo de 2020

Parece que ya queda poco para que podamos volver al río con la caña. Sin embargo no lancemos cohetes. No están las cosas para ello, ni cerca, ni lejos del río. Además de la proliferación descontrolada de predadores - cormoranes, garzas, patos, nutrias - en la mayoría de los cursos, existe otro factor que también incide muy negativamente en las poblaciones de reos y salmones. 

Me refiero a la pesca con redes en los estuarios. Es una práctica prohibida, que sin embargo se consiente. Al menos, en algunos casos. Pondré dos ejemplos. Hace años, mi río en verano era el Esva. Había bastantes salmones, aunque a mí me bastaba con los reos. Allí disfruté de mis mejores años como pescador, y lo digo con tristeza, porque ya llevo varios años sin pisar aquellas márgenes. Cuando había peces el guarda mayor no escatimaba esfuerzos, vigilando día y noche. Pero el bueno de Armando se jubiló, y el río se acabó. Al menos en su tramo inferior, que era el más poblado por salmones y reos. Parece increíble que una sola persona pueda condicionar las cosas de ese modo, pero la realidad es tozuda, y en otros órdenes también nos es dado comprobarlo. 

Otro ejemplo. El río Esqueiro. Nada que ver con el Esva. Mucho más modesto. Pero hace varias décadas tenía muchas truchas. Y hasta hace dos, siempre tenía algún reo. No demasiados, pero en verano no era difícil llevarte uno o dos a casa, y con ellos media docena de truchas. A veces no picaba ninguno, pero al menos los veías. Ahora ya ni éso. La razón, muy sencilla: a diario una o varias lanchas echan sus redes en la misma desembocadura. Cualquiera puede verlas si acude allí de buena mañana. ¿Es posible? Les aseguro que sí. ¿Por qué? Eso lo ignoro, aunque puedo asegurles que por mi parte se lo hice saber a cuantas autoridades o responsables se supone que debían tomar cartas en el asunto. De eso hace años, y hasta hoy. Y entre unas cosas y otras, así estamos...

Pandemias en el río

Carta al director publicada en La Nueva España, 23 de abril de 2020

En unas fechas en las que echamos tantas cosas en falta, los pescadores también nos acordamos del río. No sólo de la pesca. También del río y de sus moradores. Y nos llamen o no interesados, los principales moradores del río son los peces. Parece una obviedad, mas por desgracia no lo es. Y no lo es porque quienes deberían velar por que nuestros ríos estuvieran llenos de truchas y de salmones, parecen priorizar la presencia de otras especies. Los enemigos de los peces, además de los pescadores, que sí, que vale, que también, son, básicamente, y por este orden, los cormoranes, las garzas, los patos y las nutrias. Hay más, pero vamos a centrarnos en estos. Y lo haré desde mi experiencia, que me da pie a sostener que la pandemia también ha llegado por el aire. Hasta no hace demasiado - dos décadas, tres a lo sumo -, por aquí no se sabía lo que era un cormorán en el río. Apenas se veían garzas ni patos. Sí nutrias, pero en pocos ríos. Ahora son los dueños del río. En los cursos mayores, y también, en menor medida, en los pequeños, los cuervos marinos, en los menores las garzas, en todos los patos, y las nutrias donde solían, y más. Los pescadores conocemos muy bien lo que sucede, y quiero pensar que los que mandan también. Entonces, ¿por qué no lo arreglan? Supongo que por que no quieren, porque la solución es bien sencilla, y la situación de los ríos no admite dudas ni demoras. Por eso es muy triste pensar que nuestra obligada ausencia del río, en vez de servir de tregua, casi será peor, porque en realidad servirá para que encuentren mayor libertad los predadores sin la presencia humana. 

Algunos dirán que exagero, o que barro para casa, pero les aseguro que no. Hace veinte años aún había bastantes peces. Es verdad que ya había menos salmones, pero todavía había bastantes truchas y reos. Además eran frecuentes los furtivos. Sin embargo los cupos eran mucho más amplios que ahora, y para un pescador experimentado no era infrecuente completarlos. Nada de eso sucede ahora. Y desde luego no hay furtivos - en el río, en la mar ya es otra cosa -, porque para qué.
En estos días tal vez sería más beneficioso para el espíritu ser optimista, pero es lo que hay. A ver qué nos encontramos cuando nos dejen volver.